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SOLO SER, SOLO ESTAR

Estas pinturas comenzaron como una exploración impulsiva e intuitiva de la autenticidad y la individualidad, pero a medida que se desarrollaba el proceso de pintarlas, me di cuenta de que se trataba de ver las cosas en su plenitud, con reconocer la vitalidad del ser que es inherente a todos y cada uno de los objetos, cosas, personas y momentos. Y también, que quería reconocer una dimensión positiva de la experiencia del confinamiento durante la pandemia.

En el budismo hablamos de la sabiduría de 'la conciencia de la discriminación' y la sabiduría de 'la conciencia de la igualdad'. Estas sabidurías ven que todas las cosas y todos los momentos son únicos e individuales, y al mismo tiempo que todas las cosas son igualmente misteriosas, inaprensibles, incluso sagradas. Son diferentes y a la par iguales. Creo que esta forma combinada de percibir nos permite abrazar plenamente la experiencia y honrar a la persona, la cosa y el momento que tenemos ante nosotros. Y, por supuesto, debe incluirnos a nosotros mismos. Nosotros también somos únicos, pero, como todas las cosas, participamos del misterio inasible. Nosotros también somos efímeros pero vibrantes. 

Tal vez sea realmente morar en esto, y encarnar esta doble sabiduría, lo que da lugar a la verdadera autenticidad. Nos permite 'simplemente ser' y permitir que los demás también lo sean. Cuando se impusieron los cierres y las restricciones, no hay duda de que muchos sufrieron. Sin embargo, a pesar de las tremendas dificultades, y sin querer en absoluto negar el espantoso sufrimiento que muchos de nosotros hemos experimentado, he querido resaltar la dimensión sorprendentemente positiva que muchas personas también experimentamos de tener que poner las cosas en pausa: de que el mundo detenga su ajetreo y ruido interminables, y que nosotros tuvimos que simplemente ser (y estar) por un tiempo. No fue únicamente un confinamiento, también fue una oportunidad de ser libre. Sería una pena olvidarlo.

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